25 años de dedicación en la trayectoria de Weiku do Brasil
Daniel Raduenz, el primer empleado de Weiku do Brasil, personifica la resiliencia, la dedicación y la trayectoria de éxito de la empresa, siendo una pieza clave en sus 25 años de historia, repletos de desafíos superados y momentos memorables.
Daniel Raduenz, primer empleado de Weiku do Brasil, es fundamental en la trayectoria de 25 años de la empresa. Desde 1998, cuando se unió a la compañía, ha sido testigo y partícipe activo de cada capítulo de esta historia, llena de desafíos, celebraciones y resiliencia.

“Recuerdo cuando recibí el dinero del señor Kilian para comprar una carretilla y dirigirme al galpón donde estaba nuestra sede. Arreglar todo hasta recibir el primer pedido, a mediados de 1999. La obra, realizada en Curitiba, fue muy celebrada. Parrillada, cerveza y mucha alegría. Fue un hito para nosotros, movió la empresa y fue un momento muy especial”, rememora Daniel, destacando la importancia de ese momento inicial que impulsó la trayectoria de Weiku.
Con un espíritu multifacético, Daniel exploró diversas áreas dentro de la empresa. Desde producción y expedición hasta el sector administrativo, estuvo involucrado en cada aspecto del crecimiento de Weiku. Hoy en día, Daniel es gestor administrativo financiero del Grupo Weiku.

Daniel también recuerda algunos momentos desafiantes y decisivos. “En 2005, atravesábamos una crisis con muchas deudas. Después de un período de cambios, donde invertimos en sistemas y en su venta a socios, decidimos volver a vender directamente al consumidor final. Fue un momento crucial que nos permitió renacer de las cenizas”, revela Daniel, destacando la resiliencia y determinación que marcaron ese periodo.

Daniel es testigo de la evolución de la empresa, desde la inversión en tecnologías hasta la superación de los momentos más difíciles. “Weiku no creció por casualidad. Fue la dedicación de los colaboradores y las alianzas que construimos lo que nos trajo hasta aquí”, afirma, reconociendo la importancia de cada individuo en esta trayectoria.
Al reflexionar sobre el futuro de Weiku, Daniel vislumbra un camino prometedor con la participación de los cuatro hijos del fundador, Arnd Kilian, en distintas áreas del negocio. “Veo buenas perspectivas. La base sólida construida se fortalecerá aún más con el conocimiento transmitido por el señor Kilian a sus sucesores. Y creo firmemente que la fuerza de la señora Kati, esposa y madre, fue fundamental para ser el pilar en todos los momentos, así como la dedicación, cuidado y persistencia del señor Kilian fueron esenciales para mantener firme el sueño de convertir a Weiku en la mayor empresa de esquadrias de Brasil”, expresa con optimismo.

Su historia en Weiku está marcada por gratitud, persistencia y la creencia en los valores fundamentales de la empresa: ética, coraje y celebración de las victorias. “Estoy agradecido por formar parte de este camino y ser testigo de cada momento vivido hasta ahora”, concluye Daniel Raduenz, un símbolo de la dedicación y resiliencia que han impulsado a Weiku durante sus dos décadas y media de historia.
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